En un esfuerzo pionero por abordar la creciente preocupación por la contaminación espacial, científicos japoneses, en colaboración con la NASA, están listos para lanzar el primer satélite del mundo hecho de madera, denominado LignoSat.

Tal parece que el material del futuro, en lo tocante a la exploración espacial, ya está al descubierto. En el verano de este año científicos estadounidenses y japoneses lanzarán el primer satélite de madera. Con esto, la idea es seguir conociendo el Universo sin dañar nuestro planeta y el espacio exterior.

En un hito sin precedentes en la exploración espacial, Japón, en colaboración con la NASA, está a punto de lanzar el primer satélite del mundo construido con madera, conocido como LignoSat. Este proyecto innovador, desarrollado por investigadores de la Universidad de Kyoto y la compañía de silvicultura Sumitomo, utiliza madera de magnolia, seleccionada por su estabilidad y resistencia a las grietas en condiciones extremas.

La iniciativa surge como respuesta a la creciente preocupación por la contaminación espacial y el impacto ambiental de los satélites convencionales, que al reingresar a la atmósfera terrestre, desprenden partículas de alúmina que pueden permanecer suspendidas en la atmósfera superior durante años, con potenciales efectos nocivos para el medio ambiente.

Una alternativa al problema

La crisis de la basura espacial es enorme. Según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la actualidad hay alrededor de 13 mil satélites orbitando la Tierra, de los cuales, aproximadamente, solo 8 mil están funcionando.

Si lo anterior no fuera suficiente, tenemos que sumar los restos de naves espaciales que han sido lanzadas desde nuestro planeta a lo largo de los años, y otros fragmentos desprendidos por artefactos de similar naturaleza. A todo eso es a lo que bien se ha llamado “basura espacial”.

Claramente los científicos están frente a una disyuntiva que pone cara a cara un problema de contaminación y la necesidad de seguir conociendo el Universo y conectando a la humanidad. Sin embargo, un satélite de madera podría cortar el listón para toda una generación de objetos artificiales.