En un mundo en el que 2,8 millones de niños mueren al año por causas relacionadas con la desnutrición y 800 millones de seres humanos padecen de hambre, resulta increíble la conclusión de un estudio divulgado este miércoles por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
El desperdicio de alimentos registrado, según la investigación, es el equivalente a 1.000 millones de comidas y se trata solo de un cálculo preliminar, pues el resultado definitivo podría ser aún más aterrador, según manifiesta el Índice de Derroche Alimentario.
La cantidad de países que dieron sus reportes al índice casi se duplicó respecto del primer informe, emitido en 2021, dijo la ONU. El reporte de 2021 estimó que 17% de los alimentos producidos globalmente en 2019, o 931 millones de toneladas métricas (1.030 millones de toneladas) fue desperdiciado, pero los autores advierten que no se deben hacer comparaciones directas debido a que algunos países no entregan todos los datos.
El reporte fue producido conjuntamente por el PNUMA y una organización caritativa internacional llamada Waste and Resources Action Programme (WRAP).
La situación tiene aristas por todos lados: económicas, sociales, ambientales, pero sobre todo, morales. El desperdicio de comida equivale a casi la quinta parte de todo lo que se produce, por lo tanto, según el informe de Naciones Unidas, supone una verdadera “tragedia mundial”.
Un 60% de la comida desperdiciada viene de viviendas particulares. Un 28% de establecimientos de comida, como restaurantes, y un 12% de tiendas minoristas.
“Es absurdo”, dijo una de las autoras del reporte, Clementine O’Connor, que trabaja para el programa ambiental de la ONU. “No tiene ningún sentido, y es un problema complicado, pero mediante la colaboración y la acción sistémica, es un problema que puede ser encarado”.